Las escuelas y los profesores suelen ser muy conservadores a la hora de integrar nuevas prácticas educativas. Probablemente, en el pasado, esto no se otaba demasiado porque los cambios eran más lentos y, solo de tarde en tarde significativos. Ahora la revolución tecnológica está provocando cambios tan dramáticos que cada día se está ampliando la brecha entre las formas de enseñar y las formas de aprender. Las redes sociales se han abierto un espacio significativo importante en las prácticas de nuestro jóvenes y niños y, a través de ellas, se están relacionando, participando en conversaciones, asumiendo causas y realizando, por cierto, un aprendizaje social del que la escuela está quedando excluida. Me parece grave.
La única respuesta que están dando la mayoría de las instituciones educacionales a este tipo de inquietudes estudiantiles es bloquear el acceso a dichas páginas web, habitualmente con excusas o explicaciones tan burdas que provocan en el alumno una nueva (otra más) desmotivación y pérdida de credibilidad en las instituciones educacionales. Digo esto porque he escuchado muchos de esos argumentos que no resisten el mayor análisis y que, en la mayoría de los casos, surgen del más absoluto desconocimiento de estos sitios y ya sabemos qué ocurre cuando opinamos (u ordenamos) de respecto de aquello que ignoramos.
Es que a medida que la tecnología se convierte cada vez más en un ingrediente clave de aprendizaje tanto intra somo ex aula, debemos ampliar nuestros conocimientos sobre la tecnología factible de ser utilizada en la escuela porque puede aportar beneficios a los padres, profesores, docentes y directivos y la comunidad escolar toda.
Soy un convencido de que debemos atrevernos y si nos equivocamos, por cierto, ello también será un aprendizaje.
Soy un convencido de que debemos atrevernos y si nos equivocamos, por cierto, ello también será un aprendizaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario